martes, 23 de marzo de 2010

A Wangfujing, gracias por todo.

Vendedora en Wangfujing_
Vendedora en el mercado de Wangfujing - Beijing 2008




"Comemos todo lo que vuela y no sea un avión y todo lo que tenga cuatro patas y no sea una mesa ó una silla" (Proverbio popular Cantones)



Deambulando por los puestos de este mercado, me movía emocionado pensando que por fin iba a tomar mi primera comida en tierras orientales. Me paré, curioso, al ver esos pequeños escorpiones que aun ensartados en sus palos, seguían moviendo sus colas, pero al observar como los propios chinos pasaban mirándolos con asco, casi desdén, me acordé del proverbio omnipresente para cualquier viajero "donde fueres haz lo que vieres". Así que pasé esquivando los puestos de escorpiones crujientes como petazetas, gordos gusanos con un relleno natural parecido a los profiteroles con crema, o estrellas de mar correosas como las chucherías de los puestos de gominolas que huelen a rancio.
"¡Serán catetos estos turistas que se piensan que nosotros comemos eso!" seguro que pensaba mas de un chino mientras veía divertido como algún occidental vomitaba todo lo que había comido al ser incapaz de masticar aquello que en su país se mata a escobazos.
Y no les falta razón, porque aunque hay una genial cita de la región china de Cantón que dice "Comemos todo lo que vuela y no sea un avión y todo lo que tenga cuatro patas y no sea una mesa o una silla" esto ya no es del todo cierto y en caso de serlo, solo lo practican en algunas regiones de este inmenso país.

Días después de mi visita a este mercado, ya en otra ciudad del norte del país, comentábamos divertidos sobre esta situación con amigos chinos, alrededor de una mesa llena de sabrosos platos. Ellos mismos se reían de la fama que tienen en occidente de comelotodo. Eso si, me miraron con cara de asco cuando les dije que aquí comíamos caracoles y después de revelarles tamaña osadía, me enseñaron el plato principal de la comida como preguntándome si yo sería capaz de comer aquello tan exótico. Curioso, miré lo que había debajo de la tapa de la olla y sorprendido me encontré con unos cangrejos mas grandes que cabezas.....¡que ricos estaban!.

Volviendo sobre el tema principal, me fui del mercado de Wangfujing con la sensación de que era un buen lugar para permanecer una jornada entera fotografiando a gente de lo mas variopinto entre puestos y tenderetes con una pequeña variedad de lo que la cocina china puede ofrecer a los extranjeros, acostumbrados a los rollitos de primavera, al cerdo agridulce o a la ensalada china "de la casa". Pero el tiempo marcaba su ritmo y otros lugares igual o mas interesantes que este me esperaban para ser descubiertos.
China.....¡allá voy!

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